RIMA LXI
Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?
Cuando la trémula mano
tienda, próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?
Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?
Cuando la campana suene
(si suena, en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?
¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
¿quién se acordará?
COMENTARIO:
Rima LXI, de Gustavo Adolfo Bécquer
Este texto pertenece al último bloque que forma la obra poética de Bécquer. En esta serie de rimas nos transmite la parte angustiosa y desesperanzadora de la vida, y otro aspecto muy característico de la época romántica como es la muerte. La poesía de este autor reúne todas las características de la poesía romántica, tanto como las comentadas anteriormente como el uso de un lenguaje apasionado o la identificación con la naturaleza.
El tema de esta rima es la incertidumbre o el temor a la soledad al llegar el momento de la muerte del poeta.
Este poema surge de la angustia y la preocupación provocada por la soledad. Al principio nos muestra su incertidumbre por saber si alguien le acompañará al llegar su hora, después si tendrá un funeral digno, y finalmente, si alguien lo recordará. Y esto es lo que realmente le perturba. Lo que le inquieta es si alguien llorará su muerte, si alguien lo recordará, si permanecerá en alguna memoria, nada relacionado con su muerte física.
En cuanto a la estructura observamos una reflexión sobre soledad durante las tres primeras estrofas. Esto lleva a otra meditación, ahora en la cuarta y quinta estrofa, sobre el momento de su funeral y, finalmente, en la última estrofa lo que será de él después de muerto.
Dentro de la métrica el poeta usa estrofas de 4 verso: los tres primeros octosílabos y el cuarto hexasílabo, siempre con la misma estructura. Así a lo largo de las 6 estrofas de la composición.
Ante el lenguaje y el estilo, podemos observar anáforas (repetición del “cuando” y el “quién” al principio y al final de cada estrofa, respectivamente), que enlazan con la lírica pupular, o algún hipérbaton (alteración del orden de las palabras en la tercera estrofa), propios del lenguaje natural de la literatura de Bécquer. También personificaciones (3ª y 4ª estrofa) donde la muerte vidria sus ojos.
Por último, podemos decir que esta poesía es un gran ejemplo de la poesía de Bécquer: angustiosa y desesperada. Completamente adherida o adaptada a los aspectos del Romanticismo. En mi opinión, me parece un poema muy musical, que nos hace reflexionar, pensar y trasladarnos a la situación que nos quiere mostrar con facilidad, ya que es bastante íntima y cercana.
eres un genio
ResponderEliminarme has hecho el trabajo
ResponderEliminarBro si apruebo extraordinario que sepas que me has ayudado almenos con 1,5 puntos
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